jueves, 10 de marzo de 2016

Salty intermediate waters key for surface to deep heat transfer in the NAtlantic during the 2000s

Just a nice example of the subtle interplay between the ocean and the atmosphere. Source: Raquel Somavilla

Hace exactamente una semana en el magazine EOS Earth & Space Science News publicaron lo que se llama un Research Spotlight sobre mi último artículo titulado 'Mid-2000s North Atlantic shift: Heat budget and circulation changes' publicado en la revista Geophysical Research Letters. Hacer una traducción del artículo me lleva demasiado tiempo, pero un hacer una traducción del Research Spotlight junto con algún otro dato adicional es más rápido y creo que merece la pena. Aquí lo tenéis,. Seguid leyendo y cualquier duda o comentario ya sabéis, más abajo. No os cortéis.

Now exactly one week ago, the EOS Earth & Space Science news magazine published a Reserach Spotlight about my last paper published in the scientific journal Geophysical Research Letters and titled 'Mid-2000s North Atlantic shift: Heat budget and circulation changes'. Below you have a Spanish translation of the Research Spotlight, but those interested in the English version here again the link. Feel fee to ask below!


Lenta y eficazmente el océano modera la temperatura del planeta. A medida que la concentración de gases de efecto invernadero aumenta, parte de la radiación solar que debería ser devuelta al espacio se acumula en forma de calor en nuestro sistema climático. La señal más evidente de esta acumulación es el aumento de temperatura global. Inicialmente en la atmósfera, el destino final del calor acumulado son las profundidades del océano donde a medida que el aire más caliente es absorbido desde la atmósfera la temperatura del océano aumenta. Algunas regiones oceánicas absorben más calor que otras, y estos procesos termodinámicos están en constante cambio.

Hasta el principio de la década del 2000, el mayor aumento de temperatura del océano se observaba en el Atlántico Norte. Sin embargo, desde mediados de la década de 2000 durante el periodo conocido como hiato en el calentamiento global, las aguas superficiales del Atlántico Norte dejaron de almacenar calor, tanto que las aguas tropicales de los océanos Pacífico e Índico pasaron a ser las que mostraron mayor calentamiento y absorción de calor de la atmósfera. Mientras esto ocurría, la mayor parte del calor acumulado durante décadas en las aguas superficiales en el Atlántico se inyectó a capas más profundas.

En este cambio de régimen en el Atlántico Norte,  jugó un papel crucial una gran transformación de las aguas intermedias del Atlántico Noreste. La primera parte de la transformación se produjo como resultado de la intensa mezcla invernal de las aguas del Atlántico Norteste durante el frío invierno de 2005. Tras años de acumulación de calor y sal en superficie, la mezcla con las aguas superficiales transformó las aguas intermedias del Atlántico Noreste en una variedad más densa, salada y cálida. Las nuevas aguas, más densas, se hundieron por debajo de la superficie llevando consigo el calor y la sal absorbido durante su estancia en superficie. Esta transferencia de calor a las profundidades no fue un evento aislado durante el invierno de 2005 sino que continuó a través de la alteración de la circulación oceánica en el Atlántico Norteste.

Las presencia de aguas más densas en el Atlántico Noreste habría invertido temporalmente la circulación regional hacía el sur, permitiendo el acceso de estas aguas con alto contenido en sal hacia latitudes más altas. Este suministro de aguas saladas a regiones subpolares y polares habría favorecido que el enfriamiento invernal generase aguas en superficie lo suficientemente densas como para mezclarse con las aguas del fondo pero con valores de salinidad y temperatura más altos que los valores típicos, resultando en una inyección adicional de calor al océano profundo.

Patrones atmosféricos anómalos, como el que en 2005 inició este cambio en el Atlántico Norte no son exclusivos de la última década, aunque podrían haber sido exacerbados como consecuencia del calentamiento global.

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Raquel